La planificación propone resolver los problemas estructurales de El Puerto de Santa María mediante un modelo de crecimiento contenido donde se busca dar solución a una realidad física y jurídica existente, en el que los espacios libres y los equipamientos, a lo que se añaden los proyectos estratégicos con el objetivo de posicionar al municipio portuense en una localización de centralidad metropolitana, van a contribuir a equilibrar la desigualdad y la fragmentación urbana existente.
Los criterios generales que orientan la presente alternativa están enmarcados en resolver los graves problemas de una ciudad que presenta síntomas de estancamiento social y económico, por un lado, y de degradación ambiental por otro. Más allá de los problemas vinculados a una planificación urbanística restringida, netamente jurídica, enfocada en la solución de los derechos de situaciones problemáticas, se comprueba la ausencia de un proyecto de ciudad, de un marco que permita recuperar la condición de ciudad de referencia nacional e internacional. La propuesta de la presente alternativa se apoya en la recuperación de los recursos simbólicos e identitarios que han quedado silenciados incomprensiblemente en la planificación urbanística hasta el momento, para completar aquellos otros tan reconocidos como desarticulados en el mapa de El Puerto de Santa María.
La propuesta nace del reconocimiento de la posición estratégica de El Puerto de Santa María en el centro de gravedad del Área Funcional de las comarcas de Costa Noroeste_Bahía de Cádiz_Jerez, que le otorga un papel articulador de las mismas a la vez que un potencial logístico de primer nivel. El entorno de San Cristobal y Doña Blanca al Norte, la Base Naval de El Puerto_Rota al Oeste, representan recursos que hasta ahora han sido invisibles en la planificación. Las arboledas existentes representan un recurso de excepcional valor simbólico y ambiental para conectar sin solución de continuidad el entorno natural de las salinas, las playas, las lagunas, las viñas, hasta el mismo centro urbano a través de una corona de espacios libres, que atraviesa el asentamiento a lo largo de todo el eje central urbano.
En el escenario actual instalado en la incertidumbre se debe superar la planificación determinista anterior. La alternativa 3 propone una “planificación estratégica” como un instrumento basado en un proceso flexible y creativo de actuación integrada a “corto plazo”, que establece las bases para la toma de decisiones iterativas y encadenadas. Esta planificación estratégica identifica orientaciones estratégicas que deben ser evaluadas en cada caso y en cada momento. La planificación de la incertidumbre reconoce la incapacidad para planificar a largo plazo. La planificación de la incertidumbre es sincrónica, es decir se planifica el corto plazo, asumiendo que la aparición de oportunidades transformadoras en el futuro, imprevisibles e insospechadas,
tendrán acomodo en el desarrollo urbanístico.
La planificación de la incertidumbre permite establecer el límite al crecimiento urbano restringido a los ámbitos con vocación urbana expresa. Este criterio responde al principio ciudad compacta, que reconoce la diversidad urbana existente. Se trata de un crecimiento contenido atento a la existencia de los problemas sociales, económicos y ambientales señalados, que requieren una estrategia de compleción de los vacíos urbanos orientada a la subsanación de los mismos.
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