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La percepción de la Arquitectura está atravesada por el concepto del Espacio

Los tres principios vitruvianos de la Arquitectura, Firmitas, Utílitas y Venustas mantienen tradicionalmente un vínculo de la Materia con el Espacio, que está despojado del factor temporal. Incluso en la utilización del lenguaje se aprecia ese vínculo al expresar las «sensaciones espaciales» de la Arquitectura.

El Tiempo es un concepto de difícil aprehensión en general y más aún cuando nos referimos a su aplicación en la Arquitectura. 

En un excurso del que no me puedo resistir enunciar, podría divagar sobre el carácter pluridimensional del concepto del Tiempo, hasta ahora entendido como unidimensional.

En el artículo redactado por Sandra López Letón, publicado en El País, se cita la idea de José María Ezquiaga, Decano del Colegio de Arquitectos de Madrid y excelente urbanista, de pensar «en una mayor adaptabilidad y variedad de los tipos y tamaños de vivienda y en la incorporación del concepto de vivienda progresiva, es decir, que puede crecer y adaptarse a lo largo del tiempo a las necesidades y capacidad económica del usuario».

Desde que Einstein modificara la comprensión del universo con la Teoría de la Relatividad, el concepto del Tiempo es una preocupación para los arquitectos a partir de la mitad del siglo XX que pretenden afrontar algunos de los problemas básicos y fundamentales de la Arquitectura reformulando tanto las cuestiones como las respuestas de los mismos, ofreciendo una visión renovada de la disciplina así como una solución complementaria a los problemas habitacionales existentes.

La reflexión que se producía arrancaba en el origen de los tiempos, desde la búsqueda de la cabaña (“La casa de Adán en el Paraíso”), hasta la investigación en materia de castrametación (arte de organizar campamentos militares, instalaciones móviles por antonomasia).

Es en ese momento cuando se producen los cambios tecnológicos que permiten trasladar los avances militares a la industria residencial de manera que las viviendas se convierten en un producto al alcance de una población numerosa que aspira a disponer de una vivienda digna.

Me distancio sin embargo de la evaluación de costes de los sistemas enunciados en el artículo. 

No es razonable el empleo de esa tecnología para construir a un coste similar o incluso superior al de la tecnología tradicional. 

La implantación de estos sistemas será así complicada, se esfumarán las ventajas que representan, y con ellas el deseo de disponer de una vivienda digna al alcance de unos ciudadanos que pretenden vivir sin la angustia de hipotecar dos tercios su vida.

La expansión del mercado de productos tecnológicos, sin entrar a valorar los aspectos perversos del consumo, nos informa de las ventajas que representa sobre la reducción de los costes, incluso desde el momento del lanzamiento. 

En el caso de la vivienda, sin entrar a debatir sobre la mercantilización de un derecho básico, podemos afirmar que la tecnología disponible para construir viviendas nos permite reducir los costes hasta la mitad, entre 475 y 500 €/m2. 

La posibilidad de aplicar de forma combinada la tecnología y el criterio temporal, tanto en el crecimiento del volumen que se cita en el artículo, como en la adecuación del interior, adaptándose a las necesidades variables del usuario en cada momento, permite alcanzar esos valores.

TECNOLOGIA. TIEMPO. PROYECTO.

 

Fernando Visedo Manzanares

Author Fernando Visedo Manzanares

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Fernando Visedo

Reflexiones y pensamientos acerca de la arquitectura social , el urbanismo y steelframing

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